viernes, 9 de febrero de 2024

Ninguna batalla por perdida


Tanto hace que no escribo que no sé cómo escribir si no es empezando hablando del tiempo que hace que no escribo. Por más que busque excusas que me obliguen a encontrar un lugar más digno. Más prosa, más poesía, más argumento, más ingenio que no te lleven a los lugares de siempre. Les doy la razón (sé que la llevan) , pero no encuentro ni las ganas ni el momento para hacerlo. Prefiero, es necesario, buscar algo de verdad en lo que soy para sacar todo el aparato de mi escritura por más que de rudimentario pecara. ¿Qué más da? Mejor dejar salir lo que  es que maquillarse en artificios snobs en busca de lo que debería. Escribo con intención de que sea mínimamente serio en mi ridículo intento de parecerlo y así entre la cruda realidad y los deberías vamos hilvanando unas letras para aproximarnos a destripar esta realidad de la que tanto uno se aleja sin saber si por lo de que tanto duele o por lo bajeza de sentir que se tira la toalla.

Si algo conservo de decencia en mi perfil de joven revolucionario que soñó por un mundo mejor no debería de escudarme en las excusas de que nada merece la pena porque todo está podrido y todo es lo mismo. Sé que tengo la suerte de haber vivido unas cuantas vidas dentro de esta para ser un buen maestro liendres. Tal vez ese concepto me define bien pero, si soy sincero, que lo pretendo, siempre vi en el mismo al que da lecciones porque todo lo sabe. Más bien socrático es la visión que nunca me abandonará de reconocer que nada sabemos. Nada sabemos y, sin embargo, uno coge de aquí y allá para construir sus hipótesis.

 Es cómodo desvanecerse en el devenir de los días e ir a lo tuyo para que sean tus problemas los que realmente te importan y nada más porque: ¿qué carajo puedo hacer yo para evitar el genocidio en Gaza? ¿Hasta aquí hemos llegado? Y a dónde si no. ¿Qué podemos cambiar? ¿Soñar que uniendo a las masas podemos hacer llegar los mensajes que el poder nos roba? ¿Cuántas veces más descubrir el desencanto o la traición entre quienes creíamos los nuestros para tirar la toalla? Y la tiramos. Claro que la tiramos.

 De un modo u otro. No porque votes a la derecha, sino porque bajas los brazos y ya no gastas tus energías en gritarles al mundo las infinitas manipulaciones a los que nos vemos sometidos. Y así decides que mejor ir a lo tuyo. Vas a lo tuyo, lo de los otros queda lejos deja de ser tu problema y en un abrir y cerrar de ojos se justifica el exterminio de un pueblo, que gobierne la ultraderecha más neoliberal en Argentina o que se pongan campos de concentración en algún lugar de Centroamérica porque así se baja la delincuencia. Y cuando descubres que gran parte de tu alumnado, especialmente de ese inteligente con aspiraciones políticas, justifica y compra esos argumentos porque el poder anterior estaba sumido en la corrupción te das cuenta de que estamos realmente jodidos.

Lo peor de Milei no es que haya llegado al poder. Lo peor es que lo ha hecho diciendo las verdades que  desde nuestros puntos de vista siguen apuntando a fomentar la desigualdad. Lo que está ocurriendo es que la gran masa social a nivel mundial perjudicada por esta imparable desigualdad compra las consignas de los causantes de la misma. Por eso, aunque sea otra vaina, el 85%de los salvadoreños compran a pesar de todos los pesares de forma taxativa la mano férrea de Bukele que más pronto que tarde será exportada a países vecinos como Ecuador que no saben qué hacer con tantos pandilleros. Mientras tanto nos acusarán a los progres de buenistas por decir que los problemas de fondo se arreglan con soluciones de fondo. No se trata de decir que seamos amigos de sicarios oligofrénicos que matan por decenas porque no tienen cerebro; se trata de buscar soluciones reales y a largo plazo mientras nos permitimos el lujo de dudar de las terribles consecuencias que acarrean saltarse los derechos humanos a la torera. Perdón por mi buenismo. Pero no se entiende. Lo más terrible de todo es que un discurso de estos empieza a no entenderse. Por eso algún compi confiesa que en la sala de profesores hay algunos que otros que justifican la masacre de Israel. Y ya no se entiende nada.

No se entiende que las protestas, sobradamente cargadas de razón, de los agricultores, a nivel europeo, además de reivindicar por sus condiciones, especialmente en tiempos de sequía, y la competencia desleal que países extranjeros que no se someten a los mismos dictámenes de leyes ambientales o de calidad provocan, no clamen a su vez por la especulación absolutamente afianzada de los grandes poderes económicos que con sus especulaciones se lucran del sudor de su frente y así, ellos se parten la cara acusando aquí o allá sin que nada se diga de los verdaderos culpables.

Este es el mundo, no ya que vayamos tejiendo; sino que hemos tejido a lo largo de los últimos años y que con la clase política de nuestro lado herida y los movimientos sociales cuasi extinguidos no pareciera encontrar ningún tipo de freno para dejar de ser así.

Pero, a pesar de todo, siempre habrá lucha, por más que no parezca haber motivos para creerlo. Por más que no hagamos nada para autoconvecernos. De un modo u otro, los de siempre estamos ahí y a veces nos encontramos. Tal vez en alguna parada rápida en un supermercado, en el desayuno del trabajo, en el comentario de una red social o escribiendo estas líneas. Por más que parezcamos muertos, seguimos y seguiremos ahí, sin dar ninguna batalla por perdida.


sábado, 15 de julio de 2023

Frente al espejo

 Frente al espejo. Esta vez, no estoy solo, pero como si lo estuviera.  Alguien parco en palabras tal vez por no controlar mi idioma,  tal vez porque sí,  se entretiene con este lienzo de piel y pelos que es mi cabeza mientras cual mantra en un incesante cántico suenan  oraciones ininteligibles del Corán.  Soy de Algeciras, y al igual que en muchos otros ámbitos la cultura  árabe  se adueña de ciertos oficios. Lejos del dramatismo pues, al fin y al cabo, en este caso, son maestros y los varones algecireños comentan su contento con el buenhacer en sus pelados. En mi caso, pelo hay poco y me sorprende más  su modo de trabajar la barba. El precio, por si fuese poco, es tremendamente  competente. En mi caso, una vez más,  me cuesta entender cómo  hacer la barba lleva menos de la mitad del dinero, cuando lleva  el doble de tiempo. El caso, es que este dejado de la vida, más aún en verano, ve adecentar su aspecto en este ritual cotidiano que se viene  sucediendo  desde bastante antes de tener uso de razón  cuando ya, a mi peluquero  de referencia,  Cristobal, yo y mi incapacidad de estar quieto lo traían por la calle de la amargura. Él,  con su sorna gaditana, manifestaba su hartazgo pero me quería,  nos quería  y eso se notaba. Tanto se notaba que cada vez que tuve que ir a donde no fuese él  siempre me sentí  a la deriva. Tal vez aún  hoy. El caso es que el señor que muestra su rostro en el reflejo parece cansado  y mucho más viejo. Ni siquiera pareciera saber disimular las arrugas. Surcos grises oblicuos que caen desde los ojos a la comisura de los labios en una triste expresión  que no es tristeza. Ni rastro de aquel niño nervioso. En cambio este ni se inmuta mientras su mente va viajando por lugares parecidos a los que en dos días después se van convirtiendo estas palabras.

El Corán hace su efecto y la soledad y la hora temprana  de la mañana lo llevan a uno a dejarse llevar por cierto sopor que es más calma que otra cosa. Una pena que aflore menos pelo en esta cabeza por más que se asuma. Mejor no pensar en el que me falta por la parte que no se ve. Alguna broma sobre el pelado que lo venga a disimular y el viaje pendiente a Turquía,  viejos clichés  que uno saca esporádicamente cada vez que viaja a la peluquería. 

De repente observo que en el delantal negro se observan muchas menos bolitas de caspa,  será cosa del verano. Cómo  pasa el tiempo. Era un señor mayor quien me pelaba y ahora lo soy yo para el que me pela. Pasa rápido  la vida. Sin embargo, el milagro cotidiano de la visita al peluquero va ejerciendo  su efecto y el espejo, de poco a poco, devuelve un rostro rejuvenecido.

Siempre me inquieta el momento cuchilla, envidio aún no afeitarme con cuchilla, pero da mucha pereza. Ellos son maestros, y es un arte.  Cuánto  esmero le pone, se lo hago saber, le digo que se nota que le gusta su trabajo, levemente me entiende, supongo. Tal vez mis palabras busquen ablandar su alma por si planea degollar mi yugular ante tal vulnerable  momento, por una milésima  de segundo, o tal vez varias decenas de ellos,  mi tensión  sube pero una vez más  ha sido suficientemente  cortés  como para dejarme vivir. Para que luego digan que son todos unos terroristas.

Tras musitar varias palabras con el artista me hace saber que abrirá  nueva peluquería,  una más de marroquíes en tierras hispanas, que pensará  Don Santiago de todo esto. Prometo volver a su nuevo establecimiento siempre cuando, digo yo, me perdone la vida. Yo, para entonces, según el espejo, seré más viejo. Pero él, también. Cosas de la vida

sábado, 1 de julio de 2023

Il giro d`Sicilia

 


Llega julio, el calor. Suena en italiano algún cantante que me hace creer que al pillar dos palabras algo se me ha quedado de esa lengua hermana. Cultura e historia de un pueblo bañado por el Mediterráneo, tal como nosotros. Nuestros primos al este de este mar nos invitaron siempre a querer probar sus mieles. Reflexionaba hace apenas una semana cuando desde nuestro diminuto coche de alquiler verde pistacho íbamos completando nuestro Giro a la Sicilia y sonaba desde el Spotify temas tan clásicos Felicitá, Il mondo o Gloria, y uno acertó a pensar que en aquellos 70` de represión franquista una España ansiosa de libertad vio en la época del destape el mejor camino de llegar a ella. Y puede que ellos vieran un gran negocio en estas necesidades fruto de una represión sostenida por décadas. Y así, el recién fallecido capo Berlusconi lo vio claro también con Telecinco y su modelo “Mamachicho” alguna década después. De ese modo, uno empieza a entender algunas de las claves de por qué nos parecemos tanto los unos a los otros. 


En este mundo tan globalizado hace demasiados años que las pizzas son algo tremendamente cotidiano en nuestra dieta, aunque aún a los pasillos de nuestros supermercados les faltan muchos ejemplares de pastas diferentes para competir a su nivel. Por otro lado, por desgracia, no sé muy bien por qué no hemos acertado a importar algo tan importable como los "cannoli". Y en estas divagaciones voy completando Il giro a la Sicilia sin rastros de la mafia, tan solo simpáticas referencias al Padrino en la música de alguna plaza en Taormina o en los imanes  y las tazas hechas souvenires. Puede que sí algún rescoldo de esta quede en lo caótico de las calles de Catania o Palermo y la desigualdad y suciedad vergonzante en las mismas. Nada, por otro lado, que nos resulte ajeno a los vecinos españoles.



Pero Sicilia, se sabe la isla más grande del Mediterráneo y puede que la más  protagonista a lo largo de los últimos 3 milenios de nuestra historia. En Agrigento podemos quedarnos boquiabiertos con  el Valle de los Templos en el que, columna a columna, friso a friso, cornisa a cornisa, nos cuentan que no hay restauración y es difícil dar crédito de que hayan pasado 2500 años desde aquello. Desde luego que ya no se hacen las casas, ni las cosas, como antes. Grecia vive más en Italia que en ningún lado, dicen algunos.


Uno se maravilla de cómo nos parecemos y cómo nos diferenciamos y como nos encanta estar en una isla hay que aprovechar que las aguas por aquí anden varios grados centígrados por encima de las nuestras, así que el snorkel será parada obligada para descansar. Del este al oeste hay que atravesar el Etna, imponente volcán que no para de humear, presumiendo, quizás, de ser el activo más alto de Europa, nos tiene acostumbrado a sus continuas erupciones, tanto es así que a veces hasta se paralizan vuelos en Catania. El coche nos lleva al Refugio de Sapienza a 2000 metros y desde allí paseamos hasta coger algo más de altura y adentrarnos (desde arriba) por algunos de sus innumerables cráteres. Como siempre que uno visita paisajes volcánicos se siente un marciano y tiene que robar alguna roca para traérsela a casa. Como vamos con los niños, coronarlo quedará pendiente para otra ocasión, pero el aperitivo ha sido más que sabroso. Al bajarlo nos enteramos de que en sus faldas se cría una variedad de pistacho, el Pistacho de Bronte, llamado el oro verde de Sicilia(que nos gusta poner oro + color a las cosas). Eso explica que prácticamente no haya comida que no lo lleve. También explica que bautizáramos a nuestro pequeño Skoda verde, “Pistachito”. Así que con Pistachito atrevasamos la Isla de este a oeste y paramos en Cefalú para emborracharnos con la belleza costumbrista, pequeña, de película de pueblo colorido costero. Pocas horas allí, otro sitio que marcarnos con un “queda pendiente volver”, aunque sepamos que ya van demasiados, es un juego demasiado goloso como para renunciar a él.

El noroeste de la isla es exuberante verde y con altos relieves, imponentes, muchos cerca del mar. La reserva Natural de Zíngaro queda al oeste de Palermo y nos hacen pagar 5 euros a los adultos para acceder a sus calas protegidas. Playas de postal nos cuentan que en el túnel excavado que atrevesamos al comienzo de la ruta tuvo lugar una de las grandes protestas ambientalistas de este país. En 1980 ecologistas,  agricultores y todo tipo de ciudadanos de la zona se enfrentaron a las excavadoras que solo pudieron trazar esa pequeña apertura de túnel en su proyecto de carretera. Desde entonces hasta hoy, ese tramo de unos 20 kilómetros de costa sigue siendo uno de los muy poquísimos del Mediterráneo libres de carretera. Maravilloso logro del ser humano en estas guerras que siempre suele perder.

Al bajar al sur de la isla va desapareciendo el verde, los cultivos se adueñan del paisaje, pero están lejos de ser monocultivos que monopolicen todo, así que aún existe cierta belleza. La isla parece fértil: cítricos, vides, olivos, aunque abundan los olivos centenarios,  esos que hace ya demasiado perdimos nosotros. Así transcurre el viaje y de nuevo hacia al sureste, igual que en nuestra península, se acrecenta la desertización, y con ella, los cultivos bajo plástico. Tal vez la zona más fea de la isla. Pero pronto volvemos a subir, nos aproximamos a Siracusa, algún pareje natural digno de estudio, playas kilométricas, bellos acantilados invitando a saltar, montañas que forman cañones y después la ciudad de Arquímides como otra de las joyas de la corona de esta isla que no deja indiferente a nadie. La Magna Grecia vuelve a aflorar entre calles que nos hacen preguntarnos si estamos en una suerte de ciudad híbrida entre Cádiz y Málaga, las semejanzas, una vez más, el pescaito frito coge cierto protagonismo para poder convivir con la pasta que lo impregna todo en este país, hasta el hartazgo de muchos. 

Sensaciones, experiencias, anécdotas, vivencias, también estrés o cansancio en otros momentos pero que el tiempo, como bien nos ha enseñado la experiencia, se empeñará en relegar a un segundo plano para dejar como únicos protagonistas a los primeros. El arte, el veneno de viajar, de pasar por esta vida conociendo, si acaso, un pequeño porcentaje de este ínfimo rincón del universo.

lunes, 5 de junio de 2023

LLAMANDO A LAS UNIDADES!!!

 Le quito las telarañas al blog con espátula, martillo y cincel hablando de política y unidad de la izquierda al tiempo que el lector ya podrá estar pensando: pues para eso haber dejado los fósiles de telaraña. La primera idea, era tirar unas líneas en el face que es el espacio habitual para estas cosas, pero dado lo “complejo” de la situación me ha parecido más interesante darle espacio a la reflexión.

Con el paso cambiado ha pillado Sánchez con su convocatoria de elecciones generales a toda la sociedad. Al arco de los partidos y también a los deseosos de vacaciones lejos de casa o, simplemente a todos aquellos con ganas de quejarse del “sanchismo” en general. Pero esta táctica tan de Peter vuelve a mostrar, según mi criterio, su inteligencia. Posiblemente se olía lo que se venía encima el pasado 28 de mayo y tenía su as en la manga bien preparadito. ¿Qué consigue convocando tan pronto? En primer lugar que las derechas no sigan con su inercia de acumular poder, esta vez conquistado en las urnas, afianzándose en las instituciones (de los medios nunca se apearon) y aprovechar la fuerza de la ola. Para cuando se presumían que serían las elecciones en primer lugar poco partido hubiese quedado por jugar, dadas las tendencias. Por otro lado, desconozco si, como le presuponen los malpensados, busca en periodo estival, donde los más acaudalados (normalmente votantes del PP) sacan billetes de avión para islas caribeñas o surasiáticas, disminuyan su participación y esto beneficie a los suyos. O que los que  solo se van a la playa los domingos, pero religiosamente desde que el sol sale hasta su ocaso, tampoco acudan, siendo estos, puestos a extrapolar, mayoritariamente votantes de VOX. No lo sé, posiblemente, nada de esto estaba en los planes puesto que debiera sAber nuestro presi que los de las Seychelles votar votan. Y, para nuestra desgracia, bien saben que existe el voto por el correo. Finalmente, es más que probable que Pedro Sánchez supiera que con estos tiempos y esos resultados, condenaba a la izquierda de su izquierda, a la cual necesita sí o sí, a entenderse o al menos malentenderse pero cogerse de la mano pues, visto lo visto, la presión de su electorado y del tiempo suben los grados y los pascales a la olla y tal vez así la ansiada unidad se dé. O al menos sobre el papel. Y esta, y no otra, es la idea de reflexión en estas líneas.

La unidad de la izquierda, esa ansiada unidad que llegó a su cénit con el abrazo entre Alberto y Pablo. Qué bellos tiempos aquellos. De ahí todo fue para abajo. Los cuchillos, desde la llegada de Podemos, y mucho más atrás, no paraban de blandirse, eso sí, casi siempre a las espaldas, y los socios amorosos se convertían en archienemigos furibundos. Y así, el electorado de izquierdas al que se convocó a votar por fin con ilusión iba viendo cómo a sus alrededores la opción que se suponía era la suya dejaba de ser la válida para su amigo que él mismo reconocía que sabía algo más de política(porque, simplemente, le interesaba más) y así se empezaba a quedar algo despistado sin entender esa progresiva atomización y sin saber, por ende, dónde colocarse. Sería inabarcablemente extenso este post si enumero y detallo cada una de las disputas y roturas que han ido aconteciendo tan solo desde el 2015 hasta nuestros días. Pero somos así, al fin y al cabo, eso del pensamiento único es más para los de derechas, aunque ellos, claro está, digan exactamente lo contrario.

Pero, ¿por qué entonces ahora sí? Por suerte, tengo muy buenos amigos ocupando espacios dentro de alguna organización de izquierda y, por más fortuna aún, a más amigos fuera de ellas, y esto, como a casi cualquier hijo de vecino, me hace recibir, especialmente desde el domingo fatídico electoral, la angustia por los tiempos y la necesidad por fin de unirse. Este sentir se traduce en un buen aumento de vídeos, artículos y demás llamando a la unidad y que se han venido viralizando. Así se argumentan casos paradigmáticos como el de Huesca que, con hasta cuatro formaciones de izquierda, no ha conseguido representación ya que ninguna de ellas ha llegado al 5% aunque casi todas se han acercado…la aritmética hubiese dado casi 20%. Pero me dice un buen amigo, de estos que saben de política que las confluencias no suman. Es decir, por poner su ejemplo, si tú eres antipodemos pero super de Yolanda si ahora Yolanda va con Podemos tú ya no votas a Yolanda. Y a la inversa y en todas las direcciones. Cierto es que algo de eso existe, en tanto en cuanto los de izquierdas como decía el Quequé el otro día: “somos tan especiales y tan sensibles que necesitamos sentirnos absolutamente identificados con la ideología del partido que vamos a votar (…)”(todo ello en clave irónica, claro está). Pero hay que ser muy miope, entiendo, para no darse cuenta de que, aunque haya algunos de esos sensibles que no votarán si Fulano va con Bengano, en términos generales la unión suma. Además, suma, entre otras cosas, porque no resta.

Luego vienen los rencores. Los resentimientos. Los que no olvidan. “Es que acuérdate de la puñalada trapera de 1954. No les perdono” O los que no perdonan en clave de promesas electorales incumplidas: “Dijo que la OTAN no”. Cierto es, que no son cosas menores estas pero…¿qué hacemos pues? ¿Cuál es el objetivo? Según yo lo veo, y obvio parece, es que el bloque de la derecha presenta la suficiente fuerza e inercia como para barrer en julio. Sin embargo, su extremismo y la plurinacionalidad de este país hace que básicamente ellos solo sumen entre ellos. La izquierda puede sumar con Ezquerra, Bildu, BNG y otras pequeñas representaciones regionalistas de fuerza. Si, la maltrecha izquierda a la izquierda del PSOE fuese capaz de recomponer piezas aunque solo sea con carácter electoralista. Tapándose un poco la nariz si lo prefiere, solo con la idea de movilizar a su electorado y después, seguimos a lo nuestro. Creo que serán muchas las migajas de votos sueltas que podrían convertirse en porción de tarta y esto, aunque no lo parezca a muchos, es importante. Es importante si no te parece igual que gobierne PP/VOX a que lo haga PSOE/SUMAR/ Partidos Nacionalistas de Izquierda. Si no es así, vete a la playa directamente y mejor si te puedes ir a las Seychelles.

Mi opción política en los últimos años ha sido Adelante. Desde siempre Teresa Rodríguez me ha parecido una de las políticas con más fuerza, verdad, argumentos y honestidad que he visto. Por eso, no es casual que mucha de la gente a la que le atribuyo similares valores hayan acabado también orbitando en torno a este proyecto. Sin embargo, a pesar de que le compro en cierto modo la necesidad de defensa en Madrid de nuestra castigada región, a veces también cometen ciertos tics que me producen cierta dentera (yo también soy uno de esos votantes muy sensibles y especialitos, supongo), pero les he votado. Les he votado y cuando he podido he sumado al proyecto. Pero el contexto manda. Yo no me caso con nadie en política. Creo que hacerlo es un error. Posiblemente Adelante viendo los resultados de las municipales renuncie a presentarse siquiera a Sevilla y Cádiz, las dos circunscripciones donde podría aspirar a comerse algo. Pero creo que, tendrían que mojarse y apoyar el proyecto de sumar pues así, de algún modo, movilizan de un modo más efectivo a su electorado. Esto no quiere decir rendir pleitesía a Yolanda ni al proyecto. Esto no quiere decir el día después de las generales no seguir a lo nuestro y construir. Pero si algo nos ha enseñado nuestros devaneos con la política a lo largo de la última década: todo es correlación de fuerzas. Así pues, toca, como también se ha dicho otras cuantas veces, estar a la altura de las circunstancias. Estar a la altura de la historia. Igual, así, no todo está perdido.

Por si acaso, deberíamos reservarnos una buena paella en algún chiringuito para el 23 de julio (menos mal que no ha caído en 18)

domingo, 19 de diciembre de 2021

I wish You Get Back

 


 Medio siglo después la Beatlemanía permanece a modo de culto freaky en una horda de gafapásticos melómanos melancólicos de un pasado que se fue o que ni siquiera llegaron a vivir.  Y algunos en una mitomanía de la que se quieren desligar se comportan como los peores mitómanos cuando un evento cualquiera les da la ocasión. En este caso, el aclamado director, conocido por su capacidad de síntesis en obras como el Señor de los Anillos, vuelve a dar muestras de la misma con las 8 horas en las que ha dejado el último documental The Beatles: Get Back que desde hace casi un mes se puede ver en la plataforma de Disney Plus. Casi me ruboriza reconocer que me suscribía a la plataforma casi solo por ver el documental, pero es lo que hay. También es cierto que es una gran plataforma si tienes niños y lo flipas con las pelis de Pixar. Pero para no irnos por las ramas, Los Beatles a finales de los 60 se desmembraban poniendo fin a una década en las que alcanzaron todas las cimas habidas y por haber. El desmembramiento se sabía sangriento y traumático como toca y como se teorizó a tenor de todas las declaraciones e ideas que surgían por ahí. El clásico “la culpa de todo la tiene Yoko Ono” como la verdadera quinta Beatle que no se separa de su amado ni con aceite. Y en esas cosas y muchas más ahonda esta maravillosa serie documental con la que Jackson nos ha hecho viajar con el cuarteto más famoso de la historia.

Lo cierto es que entre otras muchas cosas el documental sirve para desmitificar, en cierto modo, el clima irrespirable que supuestamente existía en aquellas semanas de las que, no en vano,  Lennon dijo alguna vez que fueron “seis semanas infernales”. La idea del proyecto era pretenciosa, McCartney a falta de manager tras la muerte de Epstein y con la necesidad de retomar el liderazgo de una banda del que su auténtico líder parecía pasar, le llevaron a abrazar la ambiciosa idea de grabar un disco en directo, pero con todo el proceso completo, es decir, todo el proceso creativo, desde diferentes tomas a tiempo real, para acabar culminando con un majestuoso concierto digamos, por ejemplo, en el Coliseo de Roma. De ese modo, los Beatles, a final de su carrera, se metieron en su propio Gran Hermano, pero claro, teniendo en cuenta que el buen rollo no era el mejor hasta la fecha, la tensión en los estudios fríos de Twickenham se masca en los primeros compases. La presión de componer y los egos enfrentados de los Lennon, McCartney y Harrison de finales de los 60s hacían un cóctel difícil de manejar. Esa extraña tensión creciente con Yoko como sombra de un Lennon que siempre llega tarde, de un Harrison enfurruñado por no sentirse tratado a la altura que se merece, de un McCartney con necesidad de controlarlo todo y un Starr escudero, humilde y trabajador, acaban con el abandono de Harrison. Una auténtica dimisión, un “dejo los Beatles”. Y sí, en ese sentido el clima no era el mejor pero hasta ese momento el documental nos regala algunas escenas en las que el buen rollo impera cuando la magia surge y esta tiende a surgir cuando Lennon está de buenas porque él es pura magia así. Brutal resulta también ver a McCartney sacando Get Back a partir de una improvisación al bajo o Harrison contándoles a  Ringo y Paul cómo lo que ocurrió el día anterior en su casa le sirvió para componer  I me Mine.

Pero tras eso toca recomponer, porque los Beatles se ahogan y no hay posibilidad de vuelta si no es con la de George. Así que tras algún intento frustrado finalmente consiguen convencer al más yogui de los Beatles y vuelven ahora por fin a los estudios de Abbey Road donde a partir de ese momento todo cambia para bien. Empiezan a fluir los temas y el atasco que no terminan de vencer llega con la aparición de uno de los dos más conocidos “quintos Beatles”, Billie Preston, que al sentarse a su piano eléctrico todo cobra otro sentido. Las canciones comienzan a encontrar por fin el punto que les faltaba como le ocurre, sobre todo, a Dont Let Me Down. Son días de buen rollo que el documental transmite a la perfección, días de muy duro trabajo y quebraderos de cabeza también, pero en el que se ve al grupo más influyente de la historia trazar sus últimos días. Al mismo tiempo se presentan muchas canciones del Abbey Road que, aunque se publicara antes, se grabaría después. Es por esto que ambos discos salen rejuvenecidos tras el visionado del documental, especialmente Let It Be del que siempre se ha tratado como uno de los mayores patitos feos del grupo. Sin embargo, el ser compuesto y grabado en directo, bien en el estudio o bien en el emblemático concierto de la terraza, hace que uno se reconcilie con él y se encuentre obligado a oírlo cuando, por ejemplo, escribe estas líneas.

El documental de Jackson es tremendamente recomendable en varias direcciones: 1) Es un material histórico y solo con eso ya encuentra su importancia. 2) El trabajo técnico que hay detrás es espectacular haciendo que en absoluto parezca que son imágenes de más de medio siglo de antigüedad. Por otro lado, el montaje hace que, a pesar de ser un formato tremendamente tedioso, se conciba de un modo ameno al hacerte partícipe de lo que allí aconteció. 3) A los aficionados a la música nos pone delante de cómo creaban el dúo más talentoso de todos los tiempos en materia compositora. Resulta altamente  interesante los recovecos que encierran los procesos creativos y los paralelismos que uno puede encontrar, salvando los años luz de distancia, en los que aplica en su forma de componer. 4) Si eres amante de los Beatles te enamorarás por cada pequeño detalle, te sentirás cómplice, sonreirás, recordarás y volverás a poner a este grupo en el sitio más alto que le corresponde. Es una pena que a día de hoy, a pesar de sus casi 25 millones de oyentes mensuales en Spotify, las nuevas generaciones estén creciendo en el desconocimiento absoluto de su existencia y mucho me temo que, por desgracia, no cambiará con la existencia de este documental que no está hecho para el gran público.

Larga vida a John, Paul, George y Ringo

sábado, 6 de marzo de 2021

Quejigo de Cai

 


Dicen que es posible que al prestigioso botánico Willdenowque, que a mí me suena a Will de no sé qué, le llegara un ejemplar de maravilloso Quejigo Andaluz con la etiqueta cambiada y pensó que era de Canarias, por eso su nomenclatura científica: Quercus canariensis. Poco sé de la vida de este alemán el cual probablemente conoció hace dos siglos mucho más mundo del que pueda llegar a conocer yo. Sin embargo, me pregunto, si el que bautizó con un nombre erróneo a mi árbol favorito llegó a caminar alguna vez entre un bosque de ellos, sintiéndose embaucado por la exuberancia de su porte, los misterios de sus sombras, la belleza de sus ramas en candelabro, la postal de cuento de hadas que regalan. Seguramente el bueno de Will no je qué se tuvo con conformar con ponerle nombre mientras lo estudiaba a algunos miles de kilómetros de distancia de su lugar original en algún jardín del que no sabemos si algún día acabaron formando parte de forma ornamental.

El quejigo andaluz es, como ya he dicho, al menos para mí, un árbol vigoroso y mágico, empeñado en llenar de enigmas el camino del caminante. Y es que por nuestra tierra es común encontrarse con ellos, siempre que el recodo de un sendero te lleve a partes más húmedas. Suelos lavados de cal, profundos y frescos. Zonas umbrías, de altas precipitaciones, menores solanas y escasas heladas. Por eso, tal vez, encuentra en este rincón del mundo el mejor lugar donde echar raíces. Si bien también, como se acostumbra, según permiten al reino vegetal (y también al animal según eso que nos contaba  Darwin) prevalecer más o menos según las características del entorno y la adaptación que hacemos a él, podemos encontrarlos en lugares de características climáticas similares. Zonas no muy lejanas de por aquí, como al norte de Marruecos, como al oeste de Málaga, al norte de Sevilla o por la Sierra de Aracena. Pero es aquí en este parque conocido con el nombre de sus primos, donde los protagonistas de la zona desaparecen a veces, o se hacen secundarios, para regalarle más diversidad a sus bosques. Por eso, reivindico hoy desde aquí y sabiendo que no llegará a ningún lado, pasar a conocer nuestro Parque Natural de Los Alcornocales, como Parque Natural de Los Alcornocales y el Quejigo Andaluz. Porque es más andaluz que canario y no será un alemán de hace dos siglos el que lo discuta. Ya puestos a reivindicar en un exceso de nacionalismo podríamos llamarlo el Quejigo de Cai, pisha. O shosho, ya según cual sea la flor dominante.

De un modo u otro, y bromas aparte, valga esta entrada para invitar al lector a adentrarse en algún canuto de los de la Sierra del Aljibe, Niño, Luna, Ojén o tantas otras de nuestra zona en las que siempre, de forma silente y secreta, esperan pacientes los más bellos ejemplares para inundarnos de calma, imaginación y belleza. Porque son estos árboles en estas condiciones de humedad verdaderos ecosistemas que regalan en sí mismo un sinfín de vistas de un solo vistazo y así los vemos en estos días de tantas aguas repletos de musgos, con la enredadera(Hedera helix)rodeando sus troncos y ramas, a veces incluso estrangulándolos hasta casi la muerte; el helecho Davalia, el Ombligo de Venus, o los Polipodios. A veces presentando alguna gran oquedad que invita a pensar qué tipo de animal pudiera esconderse por ahí. Telarañas entre los ángulos de sus ramas en candelabro y muchas setas escondidas bajo sus hojas caducas que tiñen a colores anaranjados y favorecen un manto orgánico de alta humedad de condiciones idílicas para que los micelios de infinitos hongos arraiguen y proliferen, algunos tan ricos como la Xantarella o los Boletos. Otros tan mortales como la Phalloide.



jueves, 31 de diciembre de 2020

Por la vuelta de los Abrazos

 Se acaba el año, pero antes de la cena de gala, en petit comité pero de gala, toca comer un almuerzo sin nada de brillo, que solo plaque el hambre hasta la cena y que no nos lleve demasiado tiempo en su labor. A pesar de la simpleza suena la música, en este caso Vetusta Morla que suena insistente desde el pequeño altavoz de Alexa. Vetusta Morla para algunos suena a banda sonora de la vida, como esos pocos elegidos. Y pasan, cortando el ajo imágenes por nuestra memoria de este año para el recuerdo o el olvido, según se mire. “No quiero timón en la deriva. Cada cual que tome sus medidas. Hay esperanza en la deriva”. Y antes de echar las salchichas y mientras degusto la penúltima cerveza del año voy revisando el wasap que ahora tanto se llena con mensajes que nos desean lo mejor. Puede que desde este grupo u el otro, puede que resulte repetitivo e incluso cursi, puede que pueda que…pero, de un modo u otro, en estas horas de preparativos veloces todos desean lo mejor. Puede que incluso la perspectiva científica del momento nos haga ver lo subjetivo de esta celebración sobre el hecho de elegir este día y no otro cualquiera dentro de los otros 365 días en los que la Tierra gira alrededor del Sol. Pero, “Hay un himno para cada final, y una frase es para ti. Es tu turno. Sé que puedes hacerlo” A pesar de los pesares somos tribales y necesitamos de los ritos. “Compartimos el mismo andén. Hemos sido cabaña y temporal” y queremos creer que el “círculo vuelve a cuadrar”. Y este año, más que nunca, no en tu casa echando de menos a quien no ha podido venir por imposición gubernamental o aquellos otros que tampoco por la crudeza de este maldito virus, ni tampoco en este país, o en Europa, sino en todo el mundo. Por una vez, la humanidad se siente vulnerable, cansada y preocupada por el azote de una pandemia que le ha hecho sentir, por una vez, mortal. Y hoy, en nuestro rito no escrito, se brindará desde lo más profundo rezando a cada dios que en cada uno habita por un poquito de fortuna. “Haciendo el balance de lo bueno y malo”, brindaremos con Champagne tras las uvas aunque la Puerta del Sol esté vacía…cerraremos los ojos, como sin darnos cuenta, cada uno a su forma y a su modo y desearemos que todo vuelva a volver de algún modo parecido a como fue. Echaremos mucho de menos a muchos y alguna lagrimilla desobediente se escapará sin nuestro permiso.

Esta noche, una noche más,  de algún modo, se empeñará en reunir todas las energías individuales del planeta para doblar un sino que nos negamos a aceptar. De algún modo, esta noche, será nuestra noche de Reyes…

… y si no, al menos, brindaremos porque así sea. Brindaremos porque en el 2021 volvamos a abrazarnos.

Feliz 2021